Take your camera wherever you go.

martes, 27 de julio de 2010

Muy buenos días princesa..

Aquella ventana abierta, aquella copa medio llena, aquel aroma a mar... perderte por completo era simplemente era mi destino, y volverme loca de amor era un futuro ya escrito de mi destino... todo esto lo intuí en las sabanas blancas abrazada a ti... sentirte en ese instante mío, era algo mágico, no pensaba soltarte hasta que amaneció... la ventana aun estaba cerrada, la copa llena, el lugar sin aroma a mar, era un aroma a tu colonia que por nada del mundo cambiaria, pensé (todo saldrá bien, tendré que asumir lo que pase) en ese instante, te levantaste, te acercaste a mi, dándome un beso en la mejilla y diciendo (buenos días princesa) yo, me levante y te dije (te tendrás que ir como siempre ¿no?) Tu cambiaste la expresión de la cara de alegría a tristeza (si...) me respondiste tras un suspiro, te dije (sí te tienes que ir hazlo, rápido, que no sea más difícil para los dos..) Te vestiste y desapareciste de esa habitación, dejando la copa medio llena, la ventana abierta y llevándote contigo tu aroma... pero se quedo tu triste (Volveré princesa)

Alba Mingorance

domingo, 4 de julio de 2010

Si te caes 1.000 veces levántate 1.001

La sensación de tropezar una y otra vez con la misma piedra inconscientemente, pensando en que esta vez saldará bien, en que no tiene que ir mal siempre, y al final acabas tropezando, y haciendo-te daño, y de saber que le puedes hacer algo, pero no poner remedio. Entonces ahí es cuando cometemos el error mas grande del mundo, cuando pensamos que esta vez no, que tenemos que dar oportunidades, y entonces es cuando caes una y otra y otra vez, luchando siempre por lo mismo, sin salida alguna. Al final, cuando te has cansado de caer, lo dejas estar, por muy duro que sea, lo dejas ir. Pero cuando te has dado cuenta, ya es demasiado tarde, porque mientras tu ibas intentando no tropezar con esa piedra para no caerte, iban apareciendo otros caminos por los que ir, y los desaprovechaste, y luego cuando lo ves, te arrepientes de ello, porque ves que por esos caminos podrías haber sido feliz, porque conducían a la felicidad, no a la miseria como la piedra con la que has estado tropezando tantas veces.
Después de haberte dado cuenta, y de saber, que aquellos caminos no se han desaprovechado, sino que los ha aprovechado otro, a partir de ese momento, empiezas a aprender que no te puedes cegar en esa piedra, que lo único que hace es perjudicarte, que si ya has tropezado con esa piedra, la has de apartar cuando se te vuelva a plantar delante, y has de mirar hacia otros caminos mientras haces el esfuerzo de apartarla, puede que te ayude, piensas que no, pero ayuda.